Limpiar la plancha de cocina.
- Primero rasparla bien con una rasqueta, para quitar los excesos de carne, pescado o verduras
- Fregar a mano con detergente y un estropajo (funcionan mejor los de aluminio)
- Secar muy bien con una servilleta de papel o papel de cocina
- Frotar la piel de un limón lavado por la plancha. A continuación
extender sal gorda por la plancha y quitar con otro papel - esto
neutraliza los sabores de la plancha, para que se pueda utilizar la
próxima vez para carne sin restos de olor de pescado o viceversa
- Poner la plancha a calentar de nuevo sobre un fuego moderado durante unos minutos (esto ayuda a que se seque completamente)
- Finalmente, mojar un trozo de papel de cocina (o servilleta) con
aceite de oliva y extenderlo por toda la plancha. Esto evita que se
oxide y permite que la próxima vez que se utilice, no hace falta
engrasarla, solo echar sal.