Limpiar la plancha de cocina.

  1. Primero rasparla bien con una rasqueta, para quitar los excesos de carne, pescado o verduras
  2. Fregar a mano con detergente y un estropajo (funcionan mejor los de aluminio)
  3. Secar muy bien con una servilleta de papel o papel de cocina
  4. Frotar la piel de un limón lavado por la plancha. A continuación extender sal gorda por la plancha y quitar con otro papel - esto neutraliza los sabores de la plancha, para que se pueda utilizar la próxima vez para carne sin restos de olor de pescado o viceversa
  5. Poner la plancha a calentar de nuevo sobre un fuego moderado durante unos minutos (esto ayuda a que se seque completamente)
  6. Finalmente, mojar un trozo de papel de cocina (o servilleta) con aceite de oliva y extenderlo por toda la plancha. Esto evita que se oxide y permite que la próxima vez que se utilice, no hace falta engrasarla, solo echar sal.